Montevideo, Abril 2024
La Reforma de la Seguridad Social no es una cuestión más en la vida política nacional: sino, por el contrario, deviene “eslabón fundamental” en la evolución de la realidad política del país y, al contrario de como lo “resuelven” algunos dirigentes y sectores del Frente Amplio contribuye de gran manera a resolver la cuestión electoral, es decir, resolviendo favorablemente para el pueblo esta cuestión nos encaminamos directamente a un nuevo triunfo electoral del Frente Amplio y creamos las mejores condiciones para seguir avanzando, en tanto, resolviendo el proceso hacia el plebiscito permite organizar y elevar la conciencia política de las masas populares, “de las fuerzas motrices” protagonistas de la transformación social y política del país. Es decir, la elevación del debate político, de la organización y el protagonismo activo y constante de las masas populares, son la que nos pueden llevar nuevamente al gobierno y además, generarían las mejores condiciones para sostener y hacer avanzar al mismo.
Llegar al gobierno a la “sordina”, de “Cayetano” no es nada auspicioso para un gobierno de izquierda y menos aún, nos asegura la victoria. Aquellos sectores y compañeros que piensan que se puede evadir estos asuntos sin pagar un alto precio político o que, tomarlos significaría un posible estorbo para esta victoria, contravienen todas las tradiciones y experiencias acumuladas por el movimiento popular y la izquierda uruguaya.
Pongamos sólo un ejemplo, el 16 de abril de 1989 se realizaba el plebiscito con el objetivo de derrotar la Ley de Impunidad, es cierto, no logramos nuestro objetivo, pero también lo es, que enfrentábamos a casi todo el sistema político tradicional, a los grandes medios y el miedo que estas fuerzas sembraban.
Es cierto, la derrota generó depresión a nivel de las masas, pero lo jefes políticos de izquierda, por serlo, deben dirigir a las mismas y mostrarles la dirección que el “topo de la historia” va abriendo en la evolución de la realidad política del país. Así es que, si bien no ganamos el plebiscito, el “voto verde” ganó en Montevideo y, no ha de ser fortuito, que siete meses después el Frente Amplio haya ganado Montevideo por primera vez manteniendo esta hegemonía por más de treinta años: a esto se le llama “acumulación de fuerzas”, un proceso complejo que no es solo una cuestión cuantitativa sino una compleja y rica relación entre cantidad y calidad que garantiza que los avances alcanzado por las filas del pueblo no retrocedan.
Por lo tanto, si sabemos leer los procesas históricos y la dinámica de la lucha de clases, aprenderemos que el contenido y las formas plebeyas de las luchas de las clases subalternas no puede ser un estorbo para la victoria de una verdadera izquierda. Pero además es una enseñanza reciente de la cual ya deberíamos haber extraído los aprendizajes de la experiencia. Cuando el plebiscito de la LUC, lo decíamos en el artículo “¿Qué nos dejó el 27 de marzo?”. Sosteníamos en este que la campaña de recolección de firmas y el referéndum no debía girar en torno a 135 artículos dificilmente explicables para las masas, sino que por el contrario, el asirnos del eslabón fundamental: la creación de la comisión de los “títeres expertos” del gran capital transnacional y criollo creado por la LUC, era la cuestión clave para ganar el plebiscito en general y resolver, antes de las elecciones nacionales la reforma reaccionaria de la Seguridad Social. Pues resolviendo “el eslabón fundamental” avanzábamos en toda la línea, y hoy no estaríamos ante la supuesta contradicción: Plebiscito - Elecciones Nacionales.
Por el contrario, contradiciendo todas las tradiciones del movimiento popular y de la izquierda uruguaya, se silenció durante cuatro años la discusión, la información y la toma de postura de este asunto, como si fuera posible evadir la imposición del acontecimiento político.
La actual reforma de la seguridad social tiene un único y fundamental objetivo: dar un salto en progresión geométrica al proceso de acumulación de capital revirtiendo la tendencia a la caída de la taza de ganancia.
El gran capital transnacional utiliza tres mecanimos para alcanzar dicho objetivo:
Primero, el empeoramiento de las jubilaciones.
Segundo, la privatización de la Seguridad Social y
Tercero, el aumento de años de trabajo para jubilarse.
Este último mecanismo no es simplemente un elemento “taquillero” como sostiene un informe de economistas que asesoran a nuestro PIT-CNT. Por el contrario, ataca un principio fundamental en la lucha por obtener la liberación de los trabajadores. En pimer lugar, se trata de la apropiación de la sustancia del capital; es decir, la cantidad de tiempo de trabajo del obrero. En segundo lugar, esto refleja el caracter antihistórico y antihumano de la misma. El proceso histórico de la humanización del Ser Humano, marca la tendencia del aumento del dominio del mismo sobre las condiciones objetivas que lo rodean, el crecimiento de su capacidad productiva. Es decir, están creadas todas las condiciones para que los Seres Humanos conquisten la libertad; el dominio de la necesidad.
Por lo tanto, está claro que el aumento de la edad de retiro tiene dos consecuancias: Una, el aumento de la taza de ganancia; dos, impedir la libertad de los trabajadores. Es decir, antihumana porque incrementa la explotación del trabajador. Antihistórica porque es contraria a la libertad de la humanidad cuando están dadas todas las condiciones para realizarla. Por lo tanto, por su escencia, es absolutamente innegociable por la izquierda. (*)
El caracter ultraregresivo e imperialista de la misma nos lo enseñan nuestros propios adversarios de clase. Recordemos que hace cuatro años, aproximadamente, cuando se comenzó a implementar la misma, hubo dirigentes de los partidos tradicionales (Gandini, entre otros), que sostuvieron que no estaban dispuestos, si el FA no apoyaba dicha reforma, ha “pagar el precio político solos”. Lo cual es un reconocimiento implícito de nuestra afirmación: la Reforma es absolutamente regresiva.
Sin embargo, la Reforma se aprobó igual. La coalición de gobierno la votó en bloque. Es decir, las potencias imperialistas y el capital transnacional no vacilaron en imponer a nuestros democráticos políticos liberales la aprobación de la misma, al precio que fuera necesario. No cabe duda, nos lo dice el propio capital trasnacional, la reforma es una imposición necesaria de los centros mundiales de poder económico que nada tiene que ver con las necesidades y los intereses de nuestros pueblos.
La izquierda no puede negociar esta reforma. Su deber de “pedagogo colectivo” la obliga a denunciarla frente a las masas y elevar su conciencia, sobre las consecuencias de la misma y la necesidad de rechazarla golpeando directamente los intereses del capital trasnacional y el modelo de país que deben aplicar sus “mandaderos criollos”. Dando así un nuevo ejemplo de nuestro movimiento popular, como en 1992, contribuyendo junto a nuestros hermanos latinoamericanos en la lucha contra el neoliberalismo.
Desde el punto de vista “de la gran política”, ¿tiene algún sentido que dirigentes de una fuerza política de izquierda durante 4 años asuman como oposición política que “todavía no conocemos el contenido de la Reforma”? ¿Cómo es posible que no conozcamos el contenido de la Reforma cuando el mismo lo conoce el mundo entero?. Esto tiene una consecuencia altamente negativo porque si aún no conocemos el contenido de la Reforma “el Pedagogo Colectivo” resulta inutil porque no puede cumplir su papel fundamental: esclarecer y guiar a las clases subalternas y las masas populares. Y esto tiene una consecuencia política gravísima, no solo no se esclarece al pueblo sino que se lo confunde y lo peor, se le da tiempo al enemigo de clase para afirmar sus ideas en la cabeza de nuestro pueblo.
¿Es honesto generar la ilusión en nuestros militantes y la esperanza en nuestro pueblo de que esperemos llegar al gobierno en el 2025 para resolver esta cuestión?. Alguien dijo alguna vez que en política decir la verdad siempre es revolucionario. Lo cierto es que durante 15 años de gobierno no resolvimos esta cuestión y, por el contrario debemos reconocer que en nuestra fuerza política todavía existen posiciones que plantean el mantenimiento de las Afap. O sea, de la privatización de la Seguridad Social mediante instrumentos que además de generar déficit al BPS son, en una mirada mas profunda y general, del caracter paracitario y en descomposición en que se encuentra el capitalismo, como ya señalaba Jon Hobson en 1902.
Es decir, el capitalismo en esta fase ya no obtiene ganancia a través de la venta del producto del trabajo del obrero por el cual él mismo adquiere un producto para satisfacer una necesidad. ¡No!; las Afap subvierten todas las relaciones mercantiles, el capital se apropia directamente de parte del salario del obrero, ese porcentaje del salario se transforma directamente, sin transacción mercantil alguna, en parte del capital de la burguesía. Confirmando a Hobson 100 años después vivimos la fase parasitaria y en descomposición del capitalismo. Las Afap no son más que la expresión de este fenómeno.
¿Es correcta la posición estratégico - táctica que sostene ir a un gran “diálogo nacional” sobre esta cuestión, luego de las elecciones?. ¡No!; eso significaría entregar de pies y manos a nuestro pueblo. Las mejores condiciones para enfrentar esta batalla (si es que la queremos dar), es obtener la victoria primero, después negociamos los “chirimbolos”, la linea escencial ya la tendríamos asegurada (como decía Sanguinetti, en su primer gobierno “nosotros tiramos las lineas generales...” el resto seguirá por sus carriles).
Por otra parte, ¿podemos tener esperanza en que negociando en un “acuerdo nacional” vamos a obtener avances sustantivos en la escencia de la reforma; es decir, en los tres principios de la misma que se dirigen en el sentido de repotenciar el proceso de acumulación de capital?. ¡No!; sería una grave ingenuidad política. La coalición de gobierno cumpliendo las órdenes del gran capital trasnacional estaría muy dispuesta a negociar y asta ceder en lo referente a los “chirimbolos”, pero en lo tocante a lo escencial de la misma, ¡jamás!.
Por último, ¿es correcta la estimación táctica que poner en debate la cuestión de la Seguridad Social sería un “estorbo” para la victoria electoral de la izquierda? ¿Qué tiene que ver esta estimación con lo aprendido y lo logrado por el movimiento popular durante décadas?. Pero además, si tal posición tuviera algo de correcto, ¿alguien piensa que es posible esconder semejante cuestión a la consideración popular?. Sería como jugar “al achique” en lugar de salir a ganar el partido teniendo precisamente en esta cuestión todas las condiciones para propinarle una enorme derrota a la clase dominante que, como veremos más tarde se convertiría después en la precondición de la victoria electoral.
Si fuera posible no discutir sobre esta cuestión en el próximo año y medio ¿de qué discutiríamos? ¿acaso de los delitos, de los abusos sexuales, de los narcodelitos...?. Es decir, entraríamos en el resbaladizo terreno de la discusión sobre la corrupción y la judicialización de la política. Esto lo tenemos que hacer, pero no es la cuestión central, es mas, esto no eleva la conciencia política de las masas y por el contrario puede generar confusión y, en este caso, crear condiciones para “ensuciar la cancha” con todos los medios de comunicación, como sabemos, absolutamente prestos a cumplir este papel.
En realidad, se trata del camino contrario, se trata de discutir política, modelos de país, en cuestiones que son absolutamente sensibles a las masas, que tienen que ver con sus condiciones de vida, con su futuro y la de las generaciones venideras. Esto es lo que hay que discutir, no porque sean cuestiones “taquilleras” (denominaciones tontas y superficiales, al tipo del “juego de la política”, “clase política”, etc.). No se trata de maniobras o engaños, de crear asuntos “taquilleros”. ¡No, no, no!; se trata de hacirnos del “eslabón fundamental” de la cadena en los asuntos políticos, así se resuelve la política y se gana en las batallas. Así nos lo enseña toda la historia de nuestro gran movimiento popular y nuestra izquierda.
El debate de la Reforma de la Seguridad Social es ineludible, pero además, si lo pudieramos eludir ¿de qué discutiríamos en la campaña electoral?. Por el contrario, debemos ubicar este “estorbo para la derecha” en medio de la campaña, debemos hacer girarar la campaña en torno a esta cuestión, la cuestión de la Seguridad Social no es un estorbo, por el contrario si resolvemos este tema correctamente la izquierda se asegura la victoria, el rechazo a la Reforma de la Seguridad Social es el anuncio de que el FA va a ganar el Gobierno.
(*)- Según Spinoza la libertad son las necesidades de las que se ha tomado conciencia o, dicho mas exactamente, la toma de conciencia de las necesidades. Es decir, la necesidad es contraria a la libertad. La Libertad es, por el contrario, el dominio de la necesidad. Las crisis de los modos de producción precedentes han sido fundamentalmente crisis de escases. El desarrollo de la capacidad productiva del hombre ha creado las condiciones para una sociedad de la superabundancia, la cual ya es realidad hoy. Las crisis del Capitalismo paradojalmente y cínicamente, son crisis de superproducción. Hoy el Capitalismo crea necesidades “artificiales” para someter al ser humano bajo una necesidad artificial que solo tiene un objetivo: la acumulación de capital por el puñado de magnates del capita trasnacional. Aumentar los años de trabajo de los pueblos para poder jubilarse supone someter a las masas populares a una necesidad artificial que niega su libertad, presisamente en el momento histórico en que se están generando las condiciones para la libertad del ser humano producto del sacrificio de millones y millones de humanos. Es decir, se trata de una cuestión de principios, innegociable, en tanto sacrifica la libertad de las clases subalternas con el único objetivo de multiplicar la acumulación de los reyes del capital.
N. de R.: Recomendamos leer los trabajos de Aldo Scarpa relacionados con la Seguridad Social “Reforma de la Seguridad Social”, “Qué nos dejó el 27 de Marzo” y “Siete puntos para considerar el contenido de clase y el lugar histórico de la reforma neoliberal de la Seguridad Social”.
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